20100115

Insane in the membrain


Logro que el tiempo pare, pero los segundos siguen corriendo. Los que corren son de otros, los míos no son nuestros. Voces sin sonido me hablan sin cesar. Nunca se apagarán, por que no hay sonido que silenciar. Imágenes imaginarias se prenden y se apagan, tan rápido como las luces que sin aviso se prenden en el cielo y desembocan en una aterradora explosión. Son horas convertidas en minutos, lentos segundos que marcan su propio tiempo. Un tiempo nuevo que improvisé.

Es una realidad cuestionable, una que yo no inventé y por lo tanto no es mía. Tan real como un sueño, tan falsa como un sentimiento. Igual me resigno a creerla y sobre todo vivirla. Sigo la corriente nadando vagamente en su contra. Por que es la corriente la que va en contra también. Le grito al aire, sordos gritos de silencio que a nadie le importa escuchar. El viento escucha y sabe callar. Todos tienen sus propias voces que asesinar.

¿Qué somos y por qué lo somos? ¿No sería mejor ser nada? Así no tendríamos que preocuparnos por ver y ser vistos. Por escuchar y ser escuchados. No nos preocuparíamos por la vida, aún menos por la muerte. Pero si la realidad es que algo somos, como podemos definirlo con certeza, exactitud y confianza. No me hables de fe, eso es para los que no quieren buscar una explicación. A mí háblame de pensamientos y sentimientos. Tan irreales que no me importa creerlos. Es más, disfruto hacerlo. Disfruto pensar, sentir, amar, por que aunque no se si esto es real, me ato la venda y continúo mi caminar. ¿Ver para creer? Yo digo sentir para confiar. Las creencias no existen, no existe nada. Al final será nuestro final. Nada fuiste y nada serás.